¡Atención! Este blog puede herir o estimular tu sensibilidad.

16.6.13

Juste avant la nuit



Álex Chico 
Ilustración FH Navarro

La que entró en el piso fue Ana. También la que se desnudó y se echó en la cama. Se estiró boca arriba y abrió mecánicamente sus piernas. Empecé a penetrarla y de su garganta salió un levísimo hilo de voz. Luego, sin darme cuenta, vino la trasformación. No fue Ana, sino Cristina la que me pidió que la inmovilizara. Sujeté sus muñecas y dije su nombre en alto. Demasiado tarde: al llegar a la última sílaba, Cristina dejó de ser Cristina. En su lugar, la voz de Yolanda me pidió que la abofeteara. No fue ella, sin embargo, quien comenzó a llorar. Fue Elena la que protestó, aunque Diana me invitó a que continuara. Luego fue Clara. Después, Sonia. Los insultos vinieron con Laura, quien, además, aga- rró mis manos y las llevó a su cuello. Aprieta, dijo Mireia.
La verdad, no sé quién perdió el conocimiento. Salté de la cama y me eché a un lado. Un cuerpo desnudo, sobre mi cama, permanecía inmóvil. Lo observé un buen rato y decidí esperar. En el fondo, me dije, había tenido suerte. Que a uno le juzguen sólo por los hechos resuelve un sinfín de variantes. 

Relato publicado en PervertiDos

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