Pepa Merlo
Ilustración: Margarita Lliso
Abro los ojos. El chasquido de los labios al soltar el beso
me ha despertado. El sonido del roce de la piel, del chapoteo
de dedos en zonas húmedas, el vaho de los alientos, se eleva
hasta donde yo estoy. Mi pulso se acompasa al ritmo de sus
gemidos. Oculto por la mano palpita con fuerza mi sexo.
De nuevo están ahí, amándose.
Apenas un segundo de silencio, un corte en la respiración
y recomienzan. Acoplados el uno sobre el otro como en un
juego de contrarios, se chupan, se lamen, se frotan, se rozan,
se muerden... Conozco cada uno de los movimientos, el
recorrido que hacen por sus cuerpos. Sé cuándo ella levanta
la cabeza y posa la mirada clara sobre mí, aunque no la vea,
aunque no me vea. Mi brazo de trazos imprecisos esconde
mi rostro y oculta todo lo demás.
Debe de ser cuestión de voluntad, caer sobre los
amantes, cubrir sus cuerpos con mi piel de lienzo. Amar
al fin con ellos.
Relato publicado en PervertiDos
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