Lo de veranear siempre en el norte no supuso un problema. Ese tiempo impredecible y la lluvia fina y ligera le sentaban tan bien; se le dilataban las pupilas y mantenía un estado de excitación continua, lo hacíamos en cualquier rincón del bosque o de la playa. Casi no pisábamos la habitación y dormíamos al aire libre. Lo realmente molesto era la vuelta a casa, con ese clima castellano de inviernos secos y recios. Recuerdo aquel año de sequía, el otoño cálido y sin lluvia. Estaba triste, nunca tenía ganas y eso que le llenaba la bañera con sus sales de baño preferidas. Se animaba un poco y lo hacíamos allí, entre vapores con olor a rosas, pero yo no podía permanecer tanto tiempo en remojo porque se me arrugaba hasta el alma y ella se ponía mustia y apenas hablaba. Le proponía ir a la piscina cubierta del barrio, pero tampoco era plan, ya nos habían echado dos veces por escándalo público. Hasta que descubrí aquella empresa especializada en microclimas. Instalé sistemas nebulizadores de baja y alta presión en el salón y el dormitorio, unidades de refrigeración evaporativa y cortinas de agua y ventiladores. Las condiciones de humedad eran las idóneas y la temperatura, gracias a los infrarrojos, se mantenía constante. En invierno mantenía un clima tropical y en verano un clima atlántico, de inviernos suaves y húmedos.
Nuestra vida ha cambiado por completo, salimos de casa lo imprescindible y ya no tengo que estar pendiente del parte meteorológico.
Por favor: meteorología y meteorológico.
ResponderEliminarEstimado Miguel:
ResponderEliminarGracias, gracias, gracias. Debido a problemas de software, a veces, me invento palabras(como es el caso). Ruego al webmaster corrija tamaño desatino. No obstante, me veo en la obligación de darle un uso a la palabra y a todas aquellas que se deriven de ésta; ya pensaré algo. Si se te ocurriera un posible significado no dudes en indicarlo.
Un saludo cordial
La autora.
Con un poco de demora ya se ha corregido la errata.
ResponderEliminarSaludos.
Gracias mil caballero.
ResponderEliminarErrare humanun est, ergo...¡soy humana!
Saludo cordial y caluroso
La autora