Ofelia estaba enamoradísima de Filemón, pero, desde jovencita, no había nada que la excitase tanto como ver a un hombre disfrazado. Por esa razón no era feliz. Veía todos los días a Mortadelo y cada vez que le veía disfrazarse sentía deseos de ser infiel a Filemón.
Una mañana, en el archivo, Mortadelo se disfrazó de archivador y Ofelia se le tiró encima y se lo tiró. Desde ese día Mortadelo la sorprendía en los lugares mas inesperados con los disfraces mas curiosos: maquina de escribir, silla, loseta del suelo… y se pasaban todo el tiempo follando.
Hasta que un día tuvo la ocurrencia de disfrazarse de Filemón y Ofelia se excito enormemente. Pero desde ese momento, cada vez que Ofelia veía a Filemón, no sabia si era él o era Mortadelo disfrazado, y el mismo hecho de pensarlo le empapaba las bragas. Así que se pasaba el día follando con Filemón y con Mortadelo disfrazado de Filemón.
Pero el problema vino cuando comenzó a dudar si el doctor Bacterio era él, o era Mortadelo disfrazado de él, así que también empezó a tirárselo. Y luego vino el Super, y así todos los compañeros de la TIA. No daba a basto y ya nadie trabajaba en la Agencia.
Ibáñez mandó a los bomberos a que los sacase del edificio porque sino no podía seguir dibujando, pero lo que no podía imaginarse que la segunda fantasía de Ofelia era hacerlo con hombres de uniforme.
Ibáñez no volvió a publicar un cómic.
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