Huyendo
de Venecia, Casanova viaja por las cortes de Prusia, Polonia y Rusia, siendo recibido en
todas ellas y haciendo buenas relaciones en los más altos niveles, hasta que se
establece en París, ciudad de la que desgraciadamente tendrá que salir huyendo
también poco después
debido a un expulsión dictada por el mismo rey. Es entonces cuando Casanova
visita España, con la intención de trasladarse después a Portugal, donde
esperaba encontrarse con una de sus amantes.
En las páginas de sus memorias, Historia
de mi vida, realiza un retrato fiel y mesurado del estado
en que se encontraba nuestro país en
el último tercio del siglo XVIII. Casanova esperaba encontrar un ambiente
liberal, pues en aquellos momentos el rey Carlos III y sus ministros ilustrados
estaban llevando a cabo numerosos proyectos de modernización del país. Si bien,
el veneciano se encuentra una nación inculta, con malas comunicaciones,
atenazada por las creencias religiosas, presa de un clericalismo que llevaba
siglos controlando la vida pública. No obstante, el juicio del veneciano sobre
España es benévolo, tanto en lo que se refiere a sus hombres, como a sus
mujeres, y llegó a enamorarse de alguna en los meses que aquí estuvo. Porque
ese es el otro punto de interés de Casanova, además de sus viajes, su relación con
las muchas mujeres a las que trató y amó. Casanova recoge en sus memorias, Historia
de mi vida, referencias a más de ciento veinte mujeres,
con las cuales mantuvo relaciones durante un periodo de cuatro décadas, mujeres
que o bien fueron amantes ocasionales, grandes amores o simplemente amigas. Son
numerosos los pasajes de sus memorias en los que elogia la belleza, la
inteligencia o la sensibilidad de
sus compañeras, y en muy pocas ocasiones se permite un asomo de odio o
animadversión hacia ellas. Casanova era, más que un pornógrafo, un libertino
conservador, si es que es posible el término, y su continuo deambular por el
mundo le permitió ejercer ese libertinismo sin pagar por ello el precio social
o legal que tenían
en la época tales conductas.
Extracto del libro "Libertinos, pornógrafos e ilustrados" de Ana Morilla y Miguel A. Cáliz
Extracto del libro "Libertinos, pornógrafos e ilustrados" de Ana Morilla y Miguel A. Cáliz