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24.4.12

Un cuento erótico

María Zaragoza 
Ilustración Javier Benardino 
Le dije que la sacara, que dolía. Él, empezó a apretar. Y apretó y apretó como el lobo que soplaba y soplaba delante de la casa de los tres cerditos. Y yo gritaba y luchaba por retirarme. Pero él me acariciaba el pelo.
–Tranquila, cariño –decía–. Me lo has pedido tú.
Y me daba un beso y seguía apretando. Yo, me mordía el labio y me proponía aguantar hasta que la sacara. Como una mujer fuerte.
Después de mucho trabajo, la astilla de madera, se deci- dió a dejarse extraer acompañada de unas gotitas de sangre que él lamió con deleite.
–¿Qué has hecho para clavarte esto? –preguntó. Pero no quise responder. 
Relato publicado en PervertiDos.

1 comentario:

  1. Uish!!!! con la astillita, menos mal q era una mujer fuerte.

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