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5.2.11

Amanda

Manuel Moyano
Nos confinaron a todos en una mazmorra oscura durante meses. Lo único que nos daban era agua. Para sobrevivir, nos vimos obligados a devorarnos los unos a los otros. Al final, sólo quedé yo. En un gesto de piedad, me permitieron abandonar la cárcel y regresar a mi vida normal, pero no conseguí acostumbrarme al sabor de las comidas que me preparaba Amanda... Sé que eso no atenuará ante los jueces la abominación de mi crimen.

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